Punta Cana – República Dominicana
El Viaje y Llegada al Paraíso
Nos casamos el 12 de octubre de 2014 y al día siguiente comenzamos nuestra luna de miel. Volamos desde Santiago de Chile hacia el paradisíaco Punta Cana, en República Dominicana. La emoción era enorme, ya que era nuestro primer viaje fuera de Chile y habíamos oído tanto sobre este increíble destino.
A medida que el avión se acercaba a Punta Cana, la vista de las aguas turquesas y playas de arena blanca nos emocionó. Al aterrizar, el clima tropical, la amabilidad del personal y la música local nos hicieron sentir bienvenidos al instante.
A las 18:00 horas, nos dirigimos al Hotel Catalonia Punta Cana, un resort “All Inclusive” en el este de República Dominicana. El trayecto nos permitió disfrutar de los hermosos paisajes de Punta Cana, con sus exuberantes paisajes y palmeras que se movían con la brisa caribeña.
Al llegar al resort, fuimos recibidos con bebidas de bienvenida y una sonrisa amable del personal. El hotel se encuentra ubicado en una extensa playa de arena blanca, rodeado por jardines tropicales que crean un ambiente de serenidad.
El proceso de check-in fue rápido y eficiente, permitiéndonos comenzar a disfrutar de nuestras vacaciones casi de inmediato, fue tal que ambos decidimos dejar las maletas en nuestra habitación, nos colocamos los trajes de baño y nos dirigimos a la playa con el sol ya ocultándose, esa sensación de palpar en nuestros pies la arena fina, meternos al mar en aguas cálidas fue un placer!
Aventuras y Excursiones en Punta Cana
Nuestra idea era estar y disfrutar de las amenidades del hotel, sin embargo, era necesario conocer otros lugares de República Dominicana, ¡cómo no lo íbamos a hacer! Durante nuestra estancia en Punta Cana, tuvimos la oportunidad de embarcarnos en una serie de excursiones que nos dejaron recuerdos imborrables.
Isla Saona
Una de las experiencias más memorables fue la visita de un día a Isla Saona en catamarán. ¡La travesía en el catamarán fue muy divertida, estábamos en una fiesta arriba del barco!, los animadores muy activos nos hicieron ejercitarnos para “soltar el esqueleto”. Ese viaje también nos permitió admirar el esplendor del mar Caribe y admirar su belleza. Al llegar a Isla Saona, nos encontramos con el paraíso; playas de arena blanca y aguas cristalinas, ideales para nadar, disfrutar el sol, tomar fotos y sobre todo “relajarnos”.
Ojos Indígenas
Otro día consideramos hacer varias actividades fuera del hotel, primero fue visitar la reserva ecológica Ojos Indígenas. Este paraíso natural alberga una serie de lagunas de agua dulce donde pudimos nadar y disfrutar de la tranquilidad del entorno. Los guías locales nos brindaron información valiosa sobre la importancia de conservar estos espacios naturales.
- Buggies
La aventura continuó con una emocionante excursión en buggies, donde conducimos a través de los senderos de Punta Cana fue una experiencia llena de adrenalina!, nos llenamos de barro mientras manejábamos, no importó ensuciarnos, era parte de la aventura.
- Playa Blanca Beach
Playa Blanca Beach fue otro de los puntos altos de nuestra luna de miel, este lugar paradisíaco nos ofreció un ambiente sereno, perfecto para relajarnos y disfrutar del paisaje.
Para culminar nuestra aventura, participamos en una fiesta en medio del mar rodeados de estrellas de mar. La música, el ambiente festivo, mar caribeño y la compañía de otros viajeros crearon una atmósfera única y alegre
Gastronomía y Bares del Hotel en Punta Cana
El Hotel nos sorprendió gratamente con su oferta culinaria de alta calidad y variedad. El restaurante buffet ofrecía una impresionante variedad de alimentos frescos y deliciosos. Los desayunos, almuerzos y cenas incluían una variedad de pasteles, postres, infinidad de variedad en alimentos, frutas de la zona, ¡cómo olvidar el mango tropical! una delicia.
Además del buffet, el hotel cuenta con varios restaurantes temáticos que logran transportar a los comensales a distintos lugares del mundo, con su restorant de comida americana, japonesa e italiana. Durante nuestra estancia, tuvimos la oportunidad de cenar en el restaurante japones, donde disfrutamos de una cena Teppanyaqui.
Como olvidar la cafetería en la playa misma, ahí fue donde probamos unos simples pero deliciosos panqueques con queso crema y salsa de frutilla, eso acompañado de un delicioso capuchino, ¡una delicia!
Los bares del hotel también merecen una mención especial. En los días más calurosos, los bares junto a la piscina y en la playa fueron un verdadero alivio. La variedad de cócteles y bebidas refrescantes era asombrosa.
Fue en uno de estos bares donde conocimos la Mamajuana (licor originario de República Dominicana). Nos llamaba profundamente la atención que los barman nos preguntasen –chicos, ¿están de luna de miel? si es así beban mamajuana, ¡no se arrepentirán! – (algo especial para los “luna mieleros”, jajaja). El bar en la piscina fue un lujo adicional, donde podíamos refrescarnos con cócteles tropicales sin tener que salir del agua.
En resumen, los restoranes y bares del Hotel contribuyeron significativamente a que nuestra luna de miel fuera una experiencia inolvidable. La calidad y variedad de los alimentos y bebidas, así como la atención y el esmero del personal, hicieron que cada comida y cada bebida fueran momentos especiales que recordaremos siempre.
Actividades y Relajación en el Hotel
Desde el amanecer, el hotel ofrecía una variedad de opciones para mantenernos activos y entretenidos, aunque debemos ser sinceros, nos despertábamos a las 10:00 am (¡había que descansar!). Participamos en juegos organizados en la playa, reservamos una cancha de tenis, jugamos pool entre otros. Las actividades acuáticas, como andar en canoa en la playa, nos permitieron explorar la belleza tropical.
Las noches en el hotel eran igualmente emocionantes, con shows nocturnos bajo las estrellas, donde cada noche, el ambiente del hotel se llenaba de música y luces creando una atmósfera especial. Estos shows no solo eran entretenidos, sino que también nos invitaba a conocer más la cultura dominicana.
La relajación era una parte esencial de nuestra estancia. Las instalaciones del hotel estaban diseñadas para ofrecer la máxima comodidad. Pasamos horas bajo las palmeras, disfrutando de la brisa marina y el sonido relajante de las olas. La piscina del hotel era un oasis refrescante, perfecta para sumergirse y disfrutar de una Luna de Miel soñada.
Finalmente, podemos decir que Punta Cana no es solo un destino para vacacionar; también es uno de los lugares más románticos para pasar una luna de miel inolvidable. Entre su exuberante vegetación, fina arena blanca y aguas turquesas, se convierte en el escenario ideal para el romanticismo y seducción, ofreciendo una experiencia que dejará a los recién casados sin aliento…